viernes, 23 de noviembre de 2007

Muerte, destrucción y confusión en Calamar (Bolívar)


Por: Edwin Torres Padrón

MUERTO XAVIER ELJAIEK ELJACH Y CUATRO HERIDOS POR DISPAROS. Las últimas 24 horas en Calamar han transcurrido en medio de protestas, destrozos, disparos y dolor. Testigos dicen que los miembros del Esmad (Escuadrón Móvil Antidesturbios) y policías de civil arremetieron a la fuerza disparando y lanzando gases lacrimógenos.

Los familiares más cercanos de Xavier Alfonso Eljaiek Eljach son los únicos particulares que pueden caminar dentro del parcialmente destruido Hospital Local de Calamar. Son las 10 de la mañana. Su abuela y cuatro hermanas están a la espera de que los médicos le practiquen la necropsia para llevárselo nuevamente a su casa, como lo hicieron después que terminaran los disturbios, poco antes de la medianoche del miércoles. La Policía e Infantería aún siguen en las afueras de ese centro asistencial. La presencia militar también es visible en cada calle del pueblo. Sólo la Policía tiene 300 hombres que llegaron de Barranquilla y Cartagena. El comercio amaneció con las puertas cerradas. La aparente calma contrasta con los más de ocho orificios que se ven a simple vista en la fachada del Banco Agrario y en los destrozos que causó una turba en el Palacio Municipio, en la casa del Alcalde y en la Estación de Policía. Frente a la Iglesia, en la plaza principal, vecinos, amigos y allegados esperan los restos de Eljaiek Eljach, el único de los cinco abaleados que murió mientras manifestantes se enfrentaban a la fuerza pública. La gente señala a policías de civil como los victimarios y esa institución dice que todo es materia de investigación. Las últimas 24 horas en Calamar han transcurrido en medio de protestas, destrozos, disparos y dolor. El río Magdalena, entre tanto, sigue creciendo y amenaza con cubrir las primeras calles del pueblo. Los disturbios cesaron pero la preocupación sigue latente. “Mucha gente no durmió. Algunos porque temían que siguieran los desmanes y otros porque le tienen miedo al río. Ya algunos se están mudando a Cartagena o Barranquilla”, dice Aída Esther Polo, habitante de esa localidad. “Quedaron los vándalos” La Policía y las autoridades locales son claras en señalar que fueron unos vándalos los que iniciaron los disturbios cuando ya la situación parecía estar resuelta para quienes decidieron bloquear, desde el mediodía del miércoles, el puente que pasa por Calamar y cuya carretera une al Atlántico y Bolívar con el interior del país. “Taponaron la vía por el desbordamiento del río. La Policía y el secretario de Gobierno, Francisco Caro, se hicieron presente y, tras dialogar con los manifestantes, se aceptó sus requerimientos, que eran traer retroexcavadora, cinco volquetas con arena y costales para construir barricadas y evitar la inundación. A las 6 y 30 de la tarde algunos de los protestantes se fueron y otros se quedaron armando desórdenes. La Policía intentó desalojarlos con gases y fue cuando salieron corriendo hacia el hospital y otras instalaciones para destruirlas”, asegura el coronel Javier Bonilla Lugo, comandante de la Policía en Bolívar. Testigos dicen que los miembros del Esmad (Escuadrón Móvil Antidesturbios) y policías de civil arremetieron a la fuerza disparando y lanzando gases lacrimógenos. Los manifestantes corrieron hacia el barrio Sleep y luego hacia la zona céntrica de la población. En medio de esos enfrentamientos resultaron baleados Xavier Eljaiek, Ezequiel Ortiz Ospino, Wilson Antonio Pozo Cassiani, Jorge Mario Rodríguez y Julio Rojano. Sus familiares afirman que ninguno de ellos estaba involucrado en las protestas. (Ver recuadro “Salió a comprar pañales”). Drama en el hospital La situación se agravó cuando una de las víctimas falleció al ingresar por sus propios medios al Hospital Local. Doris Guerrero, gerente de ese centro asistencial, dice que un conocido logró entrar junto con el herido. Cuando el médico de turno le confirmó que el joven estaba muerto, el individuo agarró un machete y comenzó a destrozar las puertas de los consultorios, un armario, equipos y ventanas. La turba que se enfrentaba muy cerca de allí con la Policía, en las afueras del Palacio Municipal, también lanzó piedras contra el hospital, destruyendo una reja que impide el paso a la sala de urgencias. “Eran como las 6 y 30 de la tarde. Yo estaba solamente con dos trabajadores. Nos encerramos en una oficina y comenzamos a orar, pidiendo protección divina y militar. Cuando llegaron las autoridades, cumplimos con nuestro deber y atendimos a los cuatro heridos baleados que llegaron. “Recibimos apoyo de ambulancias de Santa Lucía y Campo De la Cruz (ambas en el Atlántico) y fue así como pudimos remitir a los dos pacientes más graves a Barranquilla y Cartagena. Después de darles los primeros auxilios”, cuenta Doris Guerrero, quien anunció denuncia penal contra desconocidos. Una enfermera del hospital asegura que también fueron atendidas 25 personas, aproximadamente, intoxicadas con gases lacrimógenos, entre ellas 13 menores. Todos fueron dados de alta en la misma noche. En medio de la asonada a entidades publicas, los familiares de Xavier se llevaron su cuerpo a su casa y en la mañana lo regresaron nuevamente al hospital para que la Fiscalía realizara la inspección judicial, según se conoció de parte de la Policía. En el que es el único centro asistencial de Calamar sólo hubo servicio de urgencias ayer. A las 12 del día, el parte entregado por Francisco Caro indicaba que la situación estaba controlada por parte de la fuerza pública. Aclaró que no es verdad que haya habido poca atención a la emergencia por el desbordamiento del río, argumentando que fue por eso que el alcalde, Pedro Guerrero, viajó a Santander para asistir a una reunión sobre esa problemática. “La gente estaba reclamando la presencia del Alcalde, porque no se explica que mientras nosotros no podamos dormir por la amenaza de una inundación, no exista una atención inmediata del Gobierno. Lo costales con arena no son suficientes”, se escuchó decir ayer de la comunidad. Salió a comprar pañales Salime Eljach vio por última vez a su hijo a las 6 y 15 de la tarde. “Me dijo que primero iba a una farmacia a comprar pañales para su hija de apenas dos meses de nacida y después se dirigía a la casa de su mujer, que vive en el barrio Sleep, que está cerca del puente y es donde comenzaron los disturbios”, cuenta la madre. Otro de sus familiares recuerda que Xavier, de 18 años, se mostró muy feliz durante el día porque le habían entregado la cédula de ciudadanía. “Me molestó diciéndome que ahora si podía vender el voto por 200 mil pesos”, manifiesta Rosina Polo, su abuela. Sus amigos aseguran que Eljaiek ya había comprado los pañales cuando se vio en medio de los disturbios. Recibió un balazo a quemarropa en la frente, cerca del ojo derecho. Dicen los testigos que logró caminar varios metros y llegar a la puerta del hospital. “Le dijo al portero: ábreme que vengo herido. El señor le abrió y Xavier enseguida se desplomó. Ya había muerto”, anota un amigo. Ezequiel Ortiz Ospino, de 41 años, y Wilson Pozo, de 31, dicen, por su parte, que regresaban de sus respectivos trabajos, en las afueras de Calamar, cuando sintieron quemones en su cuerpo. El primero presenta una herida debajo del brazo derecho y el segundo la tiene en el hombro derecho. Ellos aseguran que no vieron a los agresores. Las autoridades confirmaron las heridas fueron causadas con perdigones disparados desde armas hechizas. No fue así, sin embargo, con las lesiones que recibieron Xavier Eljaiek, Jorge Rodríguez, de 32 años, y Julio Rojano, de 17. Jorge recibió un balazo en el abdomen y fue necesaria su remisión al Hospital Universitario, en Cartagena. Julio presenta una herida en el tórax y fue trasladado a la Clínica Campbell, en Barranquilla. El coronel Javier Bonilla asegura que entre los manifestantes había gente armada con revólveres y armas hechizas, precisando, sin embargo, que comenzaron las investigaciones pertinentes para establecer si hay responsabilidad de parte de la fuerza pública en la muerte de Eljaiek y en los cuatro heridos. El oficial afirma que aún no hay capturados. El defensor Regional del Pueblo, Arturo Zea, dice que durante su visita a Calamar conoció denuncias de excesos de la fuerza pública y de la participación de policías de civil que también habrían disparado. Sobre el caso de una niña de 3 años de quien se decía que murió por inhalación de gas lacrimógeno, la gerente del Hospital Local confirmó que la menor ingresó un día antes a ese centro asistencial al presentar dificultad respiratoria producto de una neumonía. Su deceso se produjo el miércoles en una clínica en Cartagena.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Amenazados estudiantes de la UIS


Amenazados estudiantes de la UIS

El pasado domingo 11 de noviembre, fueron amenazados vía Internet los estudiantes de la Universidad Industrial de Santander: Manuel Guillermo Jaimes, julian Acosta Salinas, Ana Lucía Carvajal, Fidel Enrique Naranjo, José Landazabal, Javier Castro, Carol Baez y Ronaldo Ospino.Los sicarios hicieron llegar la amenaza a los estudiantes en mensaje enviado al correo electrónico de la Comisión Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos, Santander.
“Sabemos que la expresión del terrorismo y la salvaje guerrilla colombiana están entre los estudiantes UIS. Los vamos a matar a todos en sus casas”, dice un aparte de la siniestra misiva.

martes, 6 de noviembre de 2007

ASESINADO JOVEN ESTUDIANTES DE LA UIS POR NEGLIGENCIA HOSPITALARIA

ASESINADO JOVEN ESTUDIANTES DE LA UIS POR NEGLIGENCIA HOSPITALARIApor ESTUDIANTES UIS Sunday, Nov. 04, 2007 at 7:14 AM
Una vida robada por este sistema asesino. Las directivas de la UIS y el Hospital Universitario de Santander asesinaron a Jaime, de la manera más cívica, legal y despiadada.
El día jueves 1 de noviembre alrededor de las 11:00am ingreso al hospital universitario de Santander el joven Jaime Alberto Acevedo Ramírez, estudiante de Licenciatura en Matemáticas, de 20 años de edad, con una herida en el muslo izquierdo ocasionada por un cuerpo extraño de naturaleza metálica posterior a una explosión durante los hechos ocurridos ese mismo día en la universidad durante los cuales él estaba como muchos otros observando lo que ocurría. Dado el contexto de la herida se sospecha de una arandela, hipótesis que es comprobada en la tarde mediante unas radiografías, estas imágenes radiológicas se pierden “misteriosamente” y el joven no pudo ser valorado por ortopedia ese mismo día. Al día siguiente (viernes 2 de noviembre) cerca de las 11:00am se le toman nuevamente las radiografías (24 horas después de haber ingresado al hospital). En la tarde es valorado por ortopedia ante la presión e insistencia de las personas que lo acompañaban, ya que no se veía una clara intención de atenderlo. Después de esta valoración se le programó la cirugía para las 6:00pm para extraerle la arandela. El Hospital se niega a realizar el procedimiento argumentado que la aseguradora Mapfre, con la cual el compañero tenía una poliza vigente con ellos a través de Bienestar Universitario, se niega a cubrir los gastos por tratarse de un disturbio en la UIS. Por lo cual se procede a solicitar el cubrimiento de los gastos clínicos a través de Bienestar Universitario, quienes demoran el pago 3 horas de 2:00 a 5:00pm, cuando la cirugía se requería con URGENCIA. Los papeles se llevan a esa hora para que se realicen los trámites de la cobertura de la cirugía, donde según ellos no fue posible por no tener acceso a la historia clínica, cuando los motivos reales ya se conocían. Se le realiza la cirugía y sale estable, por lo que es trasladado a un cuarto para dejarlo esa noche en observación. Cuando los acompañantes solicitaron quedarse con Jaime esa noche, les fue negado el permiso por no tratarse de un paciente grave. El sábado a las 4:00am (aproximadamente 8 horas después de la cirugía) Jaime manifestó haber orinado sangre y se cayó de la camilla, siendo ayudado por su compañero de cuarto. Cuando solicitó atención medica, la respuesta de las enfermeras fue “no joda” y él tuvo que soportar durante cuatro horas, hasta que unos estudiantes medicina fueron a ver como seguía y se dieron cuenta del grave estado de salud en el que se encontraba, momento en el cual arman escándalo para que sea atendido inmediatamente. La valoración hecha a esa hora, arrojó que el delicado estado de salud del compañero se debía a un proceso séptico sistemático (infección que afecta los sistemas del cuerpo progresivamente), razón por la cual requería procedimientos médicos especiales y de atención en la unidad de cuidados intensivos UCI, en ese momento el hospital no tiene disponibilidad de una y se procede a buscar una en otras instituciones. Aproximadamente a las 11:20am se consigue espacio en la UCI de la clínica cañaveral FINSEMA, el traslado se demoró, porque eran necesarios unos papeles y la epicrisis, paralelamente se realizaron los trámites de pago y de paz y salvo, que son condición para que el paciente abandone el hospital, los cuales demoraron dos horas cuando la gravedad de la situación requería atención INMEDIATA. Aproximadamente a la 1:20pm es posible conseguir los documentos para obtener el paz y salvo, acto seguido se procede a la gestión de la ambulancia para que sea trasladado, finalmente luego de aproximadamente 30 minutos llega, en ese momento plantean que la UCI está ocupada y que no puede ser trasladado. Inmediatamente se sabe esto las personas que acompañaban al compañero realizan llamadas en un afán infructuoso por conseguir una unidad de cuidados intensivos; debido a que la respuesta de los encargados de estos trámites en el Hospital respondieron que después de todos las pérdidas causadas a la Universidad, cómo se atrevían a pedir dinero para la atención del joven, y que el Hospital no se iba a preocupar, actitud avalada por las directivas de la universidad quienes en ningún momento hicieran absolutamente nada por ayudar a Jaime. A medida que pasa el tiempo su estado de salud se agrava y es necesario intubarlo y conectarlo a un ventilador mecánico para que lo ayudara a respirar ante el riesgo de presentar un paro respiratorio que ocurrió 5 minutos después de haber sido conectado a la maquina, luego es trasladado a nuevamente cirugía para realizarle un lavado (11 horas y media después de haberla necesitado para salvar su vida) y aproximadamente 30 minutos después fallece.